Cuándo no, les ganaron las dos apuestas.
Tres veces fueron de casa en casa. A las diez de la noche. Obviamente, nadie les prestó atención. Nelly se fue para el Cono Sur y terminó en el Tren Eléctrico. Mientras que Chelita pasó por la Casa Scout, en la avenida Leguía (Av. Arequipa). Un señor les quiso comprar los números que le faltaban. Era sordo. Creía.
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