Tus manos ya no se elevan,
y el cielo tiñe de rojo,
tu mirada se cierra
y no veo el cerrojo.
El mundo no es tan grande
como me hicieron creer.
Hasta tu me dijiste una vez solo hay que avanzar de la mano
y llegaremos.
Es para unos pocos,
que se van a Francia,
o a sus casas,
el resto se muere de frío, mientras escupen oraciones,
libros o canciones,
cada cual más larga,
más lenta o menos bonita.
Tu mundo es una burbuja, de lunas polarizadas;
tus ojos grandes
con esa sonrisa practicada.
No son nada nuevo,
tus viejas historias,
del tipo que te venció
en todo.
Las escuché la vez que
nos emborrachamos y llegamos
no sé como.
Momentos que se incrustan,
se infectan y se necrosan.
Y los negros ojos que ya no lloran,
ya ni ven, solamente escuchan.
Nunca les enseñaron a llorar,
ni por mí, ni por tí, ni por ellos.
y cuando lo hicieron, pa piña,
se vieron más bellos,
los conchas...
El mundo no es grande, ni redondo,
donde todo se puede resolver,
es más bien un porfiado
que no termina de caer.
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