Aqui en mi mesa, con las cartas puestas,
miras distraido lo que llevas a cuestas,
y talves ni miras a la que tienes frente,
que sin querer se aleja y llora sutilmente.
Que llora rabia de impotencia y de amor,
llora la ganas de abrazarte y de senitr tu calor,
el calor verdadero tan distante como se añora el verano en invierno.
Y aun sin saber que fue, miro en el horizonte tu figura
y tu sombra se aleja de mi, quedandome a extrañarla.
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